🖋️ ¿Paz… o rendición disfrazada? El plan de Trump y Putin para Ucrania
Por Alberto Román Juarez
22 de noviembre de 2025
Usted, amable lector, dígame con toda honestidad:
¿Confía en Donald Trump cuando promete “poner fin a la guerra”?
¿Da crédito a Marco Rubio al afirmar que Estados Unidos redactó un plan que entrega Donetsk, Lugansk y Crimea a Rusia… y lo llama “marco sólido para la paz”?
O, por el contrario, prefiere atenerse a los hechos —esos que nadie puede borrar, aunque los repitan mil veces en X.
🔍 Los hechos no se negocian —y sí se comprueban
La realidad es contundente:
Trump dio a Ucrania menos de una semana —hasta el 27 de noviembre— para aceptar una propuesta que legitima la anexión rusa de territorios ocupados por la fuerza.
Al mismo tiempo, Putin celebró el texto de inmediato, calificándolo de “base para una solución pacífica definitiva”.
En cambio, Zelenski advirtió con dolor: “Podría enfrentarse a una elección muy difícil: la pérdida de dignidad o el riesgo de perder a un socio clave”.
Esto no es diplomacia.
Más bien, es chantaje con traje de gala.
Rubio insiste en que el plan “se basa en aportaciones de Rusia… y de Ucrania”.
Sin embargo, el senador Mike Rounds contradice al propio secretario: “Nos dejó claro que somos destinatarios de una propuesta entregada por Rusia. No es nuestro plan”.
Ante esta contradicción, surge una pregunta incómoda: ¿quién miente? ¿O, peor aún, quién obedece sin cuestionar?
📜 Las miserias de la “paz” trumpista —una lista que duele
Analicemos sin eufemismos lo que exige este acuerdo:
- Tres regiones ucranianas —Crimea incluida— pasarían a ser “reconocidas de facto como rusas”, lo cual viola el Artículo 2.4 de la Carta de la ONU: “Ningún Estado usará la fuerza contra la integridad territorial de otro”.
- El ejército ucraniano se reduciría a 600,000 efectivos, mientras Rusia ya supera el millón.
- La OTAN no podría estacionar tropas en suelo ucraniano, ni siquiera en zonas fronterizas.
- Kiev debería prohibirse, en su propia Constitución, el derecho a unirse a la Alianza —es decir, renunciaría para siempre a su soberanía estratégica.
- Rusia, por su parte, recuperaría su escaño en el G8 y vería levantadas las sanciones.
En resumen: esto no es un plan de paz.
Es un contrato de rendición, redactado en Washington… pero firmado con tinta de Moscú.
Y el colmo: Trump lo resume con cinismo:
“El plan tendrá que gustarle, y si no le gusta, entonces, ya saben, tendrán que seguir luchando”.
Frente a esto, cabe preguntar: ¿qué clase de “aliado” le dice a un pueblo masacrado: “O aceptas perder, o te dejamos solo”?
🌍 Una voz que viene de la vida —no del poder
Yo no soy experto en geopolítica.
No obstante, soy un hombre de 40 años que ha vivido en la misma casa por 23 años.
Además, he sido amenazado.
Y sobre todo, he visto cómo el odio se disfraza de autoridad.
Por ello, le digo con toda la serenidad que da haber resistido tanto:
La paz no se construye entregando a los débiles al lobo.
En cambio, se construye garantizando que el lobo no vuelva a atacar.
✊ Ucrania no pide milagros —solo justicia mínima
Kiev no exige que EE.UU. envíe tropas.
Más bien, pide no ser obligado a:
- Firmar su humillación en la Constitución.
- Desarmarse frente a un ejército que, incluso ahora, sigue avanzando en el frente.
- Elegir entre su dignidad y su supervivencia.
Si Trump y Rubio quieren cobrar por esta “paz”…
Pregunto, con la claridad que da la edad:
🔹 ¿Cuánto costará al pueblo ucraniano este acuerdo?
🔹 ¿Cuántas vidas más se comprarán con silencio?
🔹 Y lo más grave: ¿quién garantiza que, tras Crimea, Putin no pedirá Odesa… y tras Odesa, Moldavia?
Por fortuna, los europeos ya lo advirtieron en el G20:
“Las fronteras no deben cambiarse por la fuerza.
Nos preocupan las limitaciones a las fuerzas armadas de Ucrania, que dejarían al país vulnerable”.
Ellos recuerdan lo que ocurre cuando el mundo premia la agresión.
Lo vieron en 1938.
Lo vieron en 2014.
¿Debemos verlo de nuevo en 2025?
🕊️ La paz verdadera no se negocia con mapas falsos
En conclusión, no le creo a Trump.
Tampoco le creo a Rubio.
En cambio, le creo a Zelenski cuando afirma: “Nuestros representantes saben defender los intereses nacionales de Ucrania”.
Asimismo, le creo a los muertos enterrados en fosas comunes.
Y sobre todo, le creo a los vivos que sostienen un fusil con manos heladas y una foto de sus hijos en el bolsillo.
Porque la paz auténtica no se improvisa con concesiones al agresor.
Más bien, se construye con justicia, con memoria… y con el coraje de decir: “Hasta aquí”.

