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martes, noviembre 5, 2024

Abelina: no tomar protesta

Abelina: no tomar protesta

LECTURA POLÍTICA por: Noé Mondragón Norato

Fue en julio de 2005. Carlos Zeferino Torreblanca Galindo acumulaba apenas tres meses de haber tomado posesión como el primer gobernador de la alternancia perredista. Pero, acorralado por la incipiente injerencia de los grupos delictivos en la entidad y en un acto desesperado, soltó a bocajarro: “ni quiero, ni puedo, ni tengo que combatir el narcotráfico”. Desde el centro del país, muchos opositores al PRD demandaron de inmediato su renuncia. Desde luego, no lo hizo. Ni el inepto y frívolo expresidente panista Vicente Fox se lo solicitó. Se hizo el sordo. Y los grupos delictivos convirtieron progresivamente a Guerrero, en uno de sus santuarios. Hoy aquella procaz puesta en escena política, apelando a las añejas comedias de vodevil, se repite. Para desgracia de los gobernados.

LOS REBASES DE ABELINA. En Acapulco la violencia se volvió cotidiana y hasta normal. Para la autoridad municipal el hecho escapa de sus manos. Y la alcaldesa morenista Abelina López Rodríguez simplemente lo confirmó: “me rebasa en mis facultades”, admitió. Igual que el exgobernador perredista −y del cual fue una de sus fieles aliadas−, la edil morenista no tuvo empacho en admitir discursivamente y por enésima ocasión: “que cada quien asuma la parte que le corresponde. La Fiscalía es la de la investigación. Los municipios no tenemos el nivel de investigación de la Fiscalía y entonces que se me permita ser fiscal, digo, para que yo investigue”. De ahí se abre lo demás.:

Abelina: no tomar protesta

1.- A pesar de ser “doctora” en Derecho, la alcaldesa desconoce el contenido de la Ley Orgánica del Municipio Libre y solo se escuda en el Bando de Policía y Buen Gobierno. Pero es la primera Ley −y también la segunda− la que la mandata a proteger en su integridad y bienes a los ciudadanos que gobierna.

En el capítulo 5 que pondera las Atribuciones de los Ayuntamientos dicha Ley dicta en su artículo 61 fracción VI: “mantener la tranquilidad, la seguridad y el orden público dentro del municipio”. Y el Bando de Policía y Gobierno de Acapulco establece textual dentro de la Misión de Gobierno en su artículo 25 fracción II: “Procurar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública, en bien de la armonía social, los intereses de la colectividad y la protección de las personas y de los bienes que forman su patrimonio”.

Además, el artículo 147 sobre la Seguridad Pública y el Tránsito Vehicular pondera que, “es una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los Estados y los Municipios”, lo cual infiere que la alcaldesa a renunciado a su condición de gestora para ponerse de acuerdo con esos órdenes de gobierno con el fin de apaciguar la ola de violencia imparable que se vive en ese municipio turístico.

Y a pesar de que su policía preventiva tiene entre otras atribuciones prevenir el delito y arrestar a los infractores, no lo hace. Aparece inmovilizada. Entonces y en realidad, los hechos de violencia e inseguridad no la han rebasado, sino que es ella la que no ha querido actuar. Renunció de facto, a su tarea de gobernar con eficacia.

Abelina: no tomar protesta

2.- El Congreso del Estado también se ha negado a cumplir con la Ley. Su frívola presidenta de la Jucopo, Citlali Calixto Jiménez, se empeña en vender eficacia legislativa promoviendo banalidades que no le ayudan a la entidad, como los parlamentos juveniles e infantiles que vende con gran alharaca y altos decibeles mediáticos. Pero a los asuntos candentes de la agenda legislativa, sencillamente no le entra.

La enfermedad delictiva que ocurre en los municipios es de su incumbencia. Así, si la alcaldesa porteña Abelina López se asume “rebasada en sus facultades”, la Ley Orgánica del Municipio Libre señala la posibilidad de que sea removida del cargo en el capítulo 9 sobre la Suspensión de los Ayuntamientos que son facultad del Congreso local.

Concretamente en el artículo 94 fracciones II, III y VI se establecen las razones por las que los miembros de cualquier ayuntamiento pueden ser suspendidos de sus cargos. Entre otros, las violaciones graves a las garantías individuales y las conductas que alteren el orden público y la paz social.

La inmovilidad de la alcaldesa podría entrar en esta última. Porque lleva ya un trienio completo acumulando cadáveres. Y acaba de ser reelecta para otros tres. ¿Es la paz de los sepulcros lo único que garantizará la alcaldesa como ya lo ha hecho hasta hoy? ¿Basta con que la marca Morena la apuntale para que siga la violencia, la inseguridad y el desasosiego de los habitantes porteños? Si la alcaldesa no puede, entonces debería considerar no tomar protesta. Y el presidente AMLO y la presidenta electa Claudia Sheinbaum deberían considerar seguirla sosteniendo. Porque incompetencias de ese nivel laceran también credibilidades. Y provocan la pérdida inevitable de la confianza ciudadana.

Abelina: no tomar protesta

HOJEADAS DE PÁGINAS…Un hervidero de intereses comenzaron a eclosionar al interior del partido Movimiento Ciudadano (MC). Porque con actores políticos viejos y bastante maleados como Mario Moreno Arcos o Sebastián de la Rosa Peláez, ese partido comenzó el proceso de renovar su dirigencia estatal. El punto es que el dueño de ese partido en Guerrero es el exgobernador priista Héctor Astudillo. Y se entiende que “el premio de consolación” para su pupilo político Mario Moreno, sería empujarlo como dirigente estatal del MC.

Irónicamente, una medida que se negó a implementar cuando Mario quería ser dirigente estatal tricolor. Y todos aquellos militantes del MC que osaran oponerse a esa eventual decisión, tendrían que irse del partido naranja. A pesar de que, como Sebastián de la Rosa, ya comenzaron a formarse en esa grotesca y predeterminada fila. Viejas prácticas importadas del PRI para un partido vendido falsamente como “joven”.

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