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sábado, diciembre 7, 2024

Aguirre y Astudillo; unir caminos

Aguirre y Astudillo; unir caminos

LECTURA POLÍTICA por Noé Mondragón Norato

Las coyunturas que se abren son indicativas de que muchos actores políticos de Guerrero evalúan la prospectiva del poder en una sola vertiente: adelantarse para disputar desde muy temprano el gobierno de la entidad en la elección de 2027. Pero las pistas indican una verdad de Perogrullo: ni toda la oposición unida podría ganarle al Morena. A menos de que ocurra algo verdaderamente extraordinario. se lee así.

OPOSICIÓN DESESPERADA. – Hay cuando menos dos actores políticos que, desesperados por su prolongación en la fría banca del poder, buscan pastorear su rebaño por anticipado. Y no pueden ocultarse: 1.- El exgobernador perredista Ángel Aguirre Rivero, acaba de anunciar el desprendimiento del PRD de su tribu Izquierda Progresista de Guerrero (IPG).

La plusvalía electoral en declive de esta corriente política quedó evidenciada en la pasada elección del 2 de junio, pues el PRD unido al PRI no pudieron ganar ninguna de las ocho diputaciones federales. Y perdieron las dos senadurías. Además, el PRD alcanzó sólo cuatro diputados locales en el Congreso del Estado y seis el PRI. El Morena y aliados del PT y PVEM suman treinta y tres. Uno el PAN y dos el MC.

Desde luego, la elección de gobernador siempre es diferente a la elección federal. Pero en el plano local, Aguirre Rivero asume que puede manotear de la mano de dos actores que lo apoyarían: Lázaro Cárdenas Batel, jefe de la oficina de la presidencia de Claudia Sheinbaum, —quien hizo un pésimo desempeño como gobernador de Michoacán, pero fue la posición negociada por su padre Cuauhtémoc Cárdenas, otrora «líder moral» del PRD—, y el entrante secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

Aguirre y Astudillo; unir caminos

Y por ese lado, la intención de Aguirre Rivero parece clara: no abrir su agrupación independiente y ya desprendida del PRD a las diversas expresiones políticas como lo vendió en el discurso, sino cerrar filas progresivamente con la alcaldesa morenista de Acapulco, Abelina López Rodríguez. A través de la atomización partidista y juntando cada actor político opositor sus canicas, muchos perredistas y priistas de la vieja guardia le apostarán su propia sobrevivencia política al proyecto de la alcaldesa morenista porteña para el 2027.

Lo que no están percibiendo es que la propia presidente electa, Claudia Sheinbaum, no quiere que Marcelo Ebrard crezca al interior del Morena. No sólo porque este ya anunció que será candidato presidencial en la elección de 2030, sino por sus naturales acuerdos soterrados e inconfesables con mucho priista y perredista cuestionado. Y por ese lado, Abelina ya se convirtió en rémora no sólo para el Morena, sino para el apretado circulo presidencial que entrará en funciones el próximo 1 de octubre.

2.- El otro que se quiere meter en ese baile, es el también exgobernador priista y actual propietario del partido MC en Guerrero, Héctor Astudillo. Por ese motivo le dio la espalda al aspirante a dirigir el partido naranja en la entidad, Mario Moreno Arcos.

En el fondo sabía que con Mario iba a dar un salto al vacío. Porque el excandidato a gobernador por el PRI, se empecinaría en ser candidato a gobernador en el 2027 ahora por el MC. Lo cual implicaba reproducir de nueva cuenta, el círculo interminable de las derrotas electorales. Y Astudillo parece decidido a salirse de esa racha. Lo más conveniente consistía en empujar como dirigente estatal del MC a una mujer —encarnada en la diputada local Gabriela Bernal Reséndiz— y esperar agazapado la explotación de la coyuntura.

Aguirre y Astudillo; unir caminos

En el momento clave, el exgobernador Astudillo podría ofrecer la candidatura a gobernador del MC, a la propia Abelina. Porque no cuenta con un cuadro con perfil auténticamente ganador. En ese trayecto convergería con el también exgobernador Ángel Aguirre. Esa eventual operación tiene sentido. Porque la comunión y los entendimientos políticos entre Ángel Aguirre y Héctor Astudillo son conocidos ampliamente. Y los dos aparecen huérfanos de poder en la vertiente de la elección de gobernador de 2027.

Es obvio entonces que están moviendo su baraja. Apelando a la concreción de ciertas alianzas. Ofertándose cada cual por su lado. El punto es que la suma de ambos a cualquier proyecto de poder en el Morena se convertiría más que en ayuda, en lastre. Por el cansancio natural que ambos personajes proyectan hacia el electorado guerrerense. La elección de 2027 podría convertirse en el pase directo a su propia jubilación política. Y si no, al tiempo.

HOJEADAS DE PÁGINAS… El dirigente estatal del Morena, Jacinto González Varona, le mandó señales claras al presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Raymundo Casarrubias Vázquez, en el sentido de que ya se debe ir de dicho poder y su lugar ser ocupado por una mujer. Y como este personaje es muy dado a dejarse ver en distintos eventos políticos sin medir impactos negativos, quedó pálido y demudado ante esa amenaza. El asunto es que Jacinto se toma atribuciones que están muy lejos de su competencia. Porque ese envío de mensajes lo debe aplicar la gobernadora. El propio González Varona ocupará la diputación local plurinominal que despojó a la acción afirmativa por discapacidad. Y quiere ser candidato a gobernador del Morena sin consultarlo antes con la propia mandataria estatal. Son errores de neófito político.

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