Corrupción imparable en la UAGro
LECTURA POLÍTICA por: Noé Mondragón Norato
Eran “uña y mugre”. En el rejuego de poder al interior de la UAGro la versión que corría derivado de lo anterior tenía sentido: Jaime Kahan Hernández se formó en la fila como aspirante a rector en lo que sería la elección de 2021 que al final y violando por enésima ocasión la legislación interna, no se realizó. Contaba con toda la venia política del actual Javier Saldaña Almazán.
Después de fungir como director de Administración Escolar durante el primer periodo de Javier, fue designado como abogado general de la UAGro durante los dos años que se desempeñó como rector interino, el tibio y de muy triste memoria exrector, José Alfredo Romero Olea. De ahí se abre lo demás.
UAGro: CORRUPCIÓN A GRAN ESCALA. – Bañada de cuerpo completo por la corrupción desde la elección pasada que encumbró por tercera vez a Javier Saldaña como rector, permitiéndole ir sin competencia alguna a ese cargo, la institución está sumergida en un sinfín de irregularidades. Y el rector aparece legitimado desde luego, por toda la caterva de adoradores que venden cara su propensión a la obediencia y a la disciplina ordenada desde la rectoría. Se lee así.
Corrupción imparable en la UAGro
1.- En corrillos universitarios corre muy fuerte la versión: Javier Saldaña habría enfriado su amistad hasta por encima de los cero grados centígrados con Jaime Kahan, por un asunto legal que estalló cuando el actual rector enfermó gravemente de Covid-19. Brotaron las ambiciones de manera natural. Y fue cuando a Jaime Kahan se le cayeron sus pretensiones por la rectoría. Y todo lo demás.
En las redes sociales subieron apenas ayer jueves una fotografía donde se incluye a Jaime Kahan como parte de “la mafia vende fichas en la UAGro”, acusando que Alan Palacios −uno de los señalados como tal− asume como su operador en ese sentido. En esa misma página el afectado esgrime una tibia defensa que no llega hasta la denuncia contra sus detractores. Porque no es la primera vez que se le involucra en un hecho de corrupción.
En 2023 y siendo ya abogado de la UAGro, también se le vinculó con dos de sus operadores −Pedro de la Cruz García y Víctor Manuel Santamaría Guzmán−, a quienes dejó sembrados como exdirector de Administración Escolar de la UAGro. Ambos personajes habrían operado irregularmente la obtención del título de Contador Público del actual director de la Capama en el municipio de Acapulco, Hugo Lozano Hernández, sobrino de Leticia Lozano Zavala, la operadora política de la actual alcaldesa morenista Abelina López Rodríguez.
Por esos hechos, el entonces rector José Alfredo Romero Olea, enmudeció como piedra. Y cuando Javier Saldaña lo sustituyó, también hizo cómo que no pasaba nada. Lo cual confirmó no solo su alianza política soterrada con Abelina, sino que la UAGro seguía siendo un hábitat propicio para las prácticas corruptas.
Corrupción imparable en la UAGro
En cambio, despidió a través del amañado Tribunal Universitario a varios maestros considerados sus adversarios internos. “A los amigos justicia y gracia…a los enemigos la ley a secas”, una de las máximas juaristas aplicadas puntual, por el actual rector.
2.- Apenas en marzo de este año, Jaime Kahan se anotó para ser designado como fiscal estatal a raíz de la renuncia y despido de la extitular Sandra Luz Valdovinos Salmerón. Los asesores del Morena en el Congreso local que revisaron su currículo observaron irregularidades alarmantes, como aquellas en las que acumulaba siete títulos de Maestrías y Doctorados. Es decir, se asumió como un mega profesional en diversas áreas del conocimiento.
Un erudito de tiempo completo. Pero lo verdaderamente desconcertante, es que en la coyuntura en la que el rector Javier Saldaña “detecta una red de corrupción de por lo menos 15 universitarios y exfuncionarios de la Dirección de Administración Escolar”, coincide con el hackeo de su WhatsApp que hizo público.
Y lo más sospecho aun, es que no demandó la intervención de la fiscalía general del estado (FGE) en ese oscuro asunto como sí lo hizo cuando los alumnos de la Facultad de Ciencias Químicas bloquearon la avenida Lázaro Cárdenas de Chilpancingo, demandando limpiar la pasada y sucia elección de director. Y en mayo de 2017 también pidió la intervención de la extinta PGR ante la venta de certificados en la región Acapulco.
“La institución no es y no puede ser puente de cosas corruptas; no lo vamos a permitir”, sentenció. Pero nada pasó. La realidad es que la UAGro sigue hundida en recurrentes y cíclicas prácticas de corrupción. Existen maestros y discípulos entrenados al respecto. Y si no, ahí están los hechos que son tercos.
HOJEADAS DE PÁGINAS…
Con el secuestro del edil de Malinaltepec Acasio Flores Guerrero por parte de un grupo armado, las cosas en materia política amenazan con desbordarse. Porque no solo fue el artero crimen contra Alfredo Cabrera Barrientos, el candidato de la alianza PRI-PRD-PAN en Coyuca de Benítez a dos días de realizarse la pasada elección federal; sino el del también edil electo de Copala por el partido México Avanza, Salvador Villalba Flores, capitán retirado de la Marina, ocurrido el pasado 17 de junio. Otro aspirante a la comuna por este último municipio −Jesús González Ríos− también fue asesinado el año pasado. No se ha movido nada en materia de justicia. La fiscalía general del estado (FGE) al parecer, “ya no quiere queso, sino salir de la ratonera”. Para desgracia e infortunio de los guerrerenses.