Disputa por la Jucopo en el Congreso local
LECTURA POLÍTICA por Noé Mondragón Norato
Las lisonjas de los lacayos y el aplauso fácil de quienes son beneficiados son los preferidos de la mayoría de los políticos con poder. Es música suave para sus oídos, exaltación obligada del ego y la certeza de que “se ganaron a pulso” el lugar que ocupan. Aunque sus limitaciones intelectuales y operativas sean demasiado visibles. Y en ese trayecto se valen de triquiñuelas y negociaciones oscuras para lograrlo. Como la de aplastar a otros para quedar. De hacer valer influencias y “pesos políticos”. Fuerza grupal y padrinazgos políticos.
Dinero con el cual comprar voluntades. Por eso la democracia era repulsiva para Aristóteles: “se da cuando el poder lo tienen los indigentes”, sostenía. El telón político refuerza esa percepción. Es cuestión de correrlo.
CAMBIO SIN RUMBO. – El Morena va por su tercer periodo como fuerza legislativa local mayoritaria en el Congreso local. En los dos anteriores no le aportó nada interesante al fortalecimiento democrático de Guerrero. Eso sí: conforme avanzaron cada una de esas legislaturas, se perfilaron progresivamente sus pugnas internas.
Como si la expectación y el morbo generado por lo anterior fueran una divisa de cambio ampliamente democrática. Como si las reyertas políticas internas ayudaran a sacar del atraso a la entidad. Lo peor es que la inacaba corrupción se mantiene inalterable. Cambia de collar el perro, pero es el mismo.
Disputa por la Jucopo en el Congreso local
Por eso, en la legislatura de mayoría morenista que tomó protesta este domingo, la apuesta sigue siendo la misma: quién de los dos personajes que aspiran a la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) se quedará al frente de ella. Con el manejo y reparto del millonario presupuesto.
Hay que pulsar esta grotesca película: 1.- Hay un asunto que lastimó políticamente al recién estrenado diputado local morenista Jesús Urióstegui García y de algún modo, lo marcó: el jueves 11 de mayo de 2023, cuando todavía era jefe de la Oficina de la gobernadora, asistió en día laborable a un evento realizado en la localidad de Villa Guerrero. Lo encabezaba la entonces aspirante y ya gobernadora morenista del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez.
El escándalo llegó hasta el propio Congreso local, lugar desde el cual hasta el propio diputado local del partido guinda, Alfredo Sánchez Esquivel, le atizó. Un documento que circuló en la sesión del 16 de mayo y leído por el reelecto diputado Joaquín Badillo, aseguraba que Jesús Urióstegui había renunciado a la Oficina de la gobernadora el 9 de mayo, por lo cual el 11 ya no era funcionario. Entre desmentidos y afirmaciones, las llamas de la polémica alcanzaron a quien hoy disputa la presidencia de la Jucopo.
2.- La otra que intenta mantenerse al frente de la Jucopo, es la también controversial Citlali Calixto Jiménez, quien ha vendido por todos lados “su excelente aportación a la unidad y al trabajo legislativo”, cuando en los hechos es puro vapor y nubosidad que se desvanecen al menor soplido.
Disputa por la Jucopo en el Congreso local
Citlali no quiso ni pudo, meterles mano a leyes realmente obsoletas −como la de Seguridad Pública, la de los Servidores Públicos y hasta de la propia Auditoria Superior del Estado (ASE)−, pero se congració reiteradamente repartiendo entrevistas periodísticas a modo, como grotesco disfraz de lo que nunca hizo. Un hecho, sin embargo, debería impedirle estar en la puja por la Jucopo: su propensión morbosa a mentir, uno de los postulados principales de la 4T.
Dos hechos así lo confirman. Primero, se asumió como miembro de la comunidad LGBT con el fin de lograr su reelección en la diputación local −y lo logró al costo de polarizar y dividir a esa comunidad− en cuya 64 legislatura acaba de tomar protesta ayer. Lo curioso del caso es que durante su primer periodo como diputada local y en campaña por el distrito 4 de Acapulco en 2021, se ofertó como defensora del feminismo, asumiendo en consecuencia, que era mujer y no lesbiana como se vendió en 2024.
Pero en la 4T nadie dijo nada. Y otra vez las organizaciones de feministas callaron. Igual que cuando se atropelló el derecho a participar en la contienda por la rectoría de la UAGro, a la docente Silvia Alemán. Luego brotó el escándalo de los 108 millones de pesos que Citlali demandó a la Secretaría de Finanzas destinados para un bono de fin de legislatura para cada diputado. Acosada por la presión mediática, tuvo que salir a mentir de nuevo, justificando que “era para liquidar a 300 trabajadores”. ¿Cómo podrían los diputados morenistas confiar en una mujer “con experiencia” en mentir, ocultar y tergiversar información? El dilema se despejará en esta semana.
HOJEADAS DE PÁGINAS…
Dos de los personajes que alborotan vistiéndose con el roído y percudido ropaje de “la izquierda”, son el exgobernador perredista interino Rogelio Ortega Martínez y el integrante del actual Comité Ejecutivo del STAUAG, David Molina Francisco. Irónicamente, ninguno de los dos levantó esa “voz de la izquierda” cuando era necesario. Rogelio no se atreve a enfrentar, por ejemplo, todos los excesos del rector de la UAGro, Javier Saldaña. Sencillamente, porque es beneficiario de ellos. Con todo, se apuntó como aspirante a gobernador por el Morena en el 2021. Y como sindicalista del STAUAG, Molina Francisco ha volteado la vista para otro lado y hasta justificado cínicamente en sendas reuniones, los atropellos laborales contra la base trabajadora de la Universidad. ¿Es esa la clase de “izquierda” que necesita Guerrero y también escuchar y atender la presidenta electa Claudia Sheinbaum? Simulación y hambre de poder, debería ser la verdadera etiqueta de ambos personajes.
