«El Último Deseo del Papa Francisco: Una Humilde Despedida que Conmueve al Mundo»
Por Juan Antonio Román Morales
En un gesto que encapsula su legado de sencillez y humildad, el Papa Francisco reveló uno de los secretos más íntimos de su vida espiritual: su deseo de descansar eternamente en la Basílica de Santa María la Mayor, lejos de las grandiosas criptas vaticanas donde reposan sus predecesores. Este acto final, profundamente simbólico, no solo refleja su devoción a la Virgen María, sino también su compromiso con una Iglesia cercana, austera y al servicio de los más humildes.
Una Promesa a la Virgen
Desde el primer día de su pontificado, Francisco mostró un vínculo especial con la Basílica de Santa María la Mayor. Fue allí donde se postró en oración después de ser elegido papa, y fue bajo la mirada maternal de la Salus Populi Romani, un icónico icono mariano atribuido a San Lucas, que puso bajo su protección cada uno de sus viajes apostólicos.
El papa argentino no eligió este lugar por azar. Según la tradición, fue la propia Virgen quien inspiró la construcción de esta iglesia en el monte Esquilino tras aparecerse en sueños al patricio Juan y al Papa Liberio en el siglo IV. Para Francisco, esta basílica no es solo un templo histórico; es un santuario de fe, devoción y gratitud. Allí, entre los ecos de oraciones milenarias, desea que sus restos descansen como un testamento de su amor incondicional a la Madre de Dios.
«El Último Deseo del Papa Francisco: Una Humilde Despedida que Conmueve al Mundo»
Un Funeral Simple para un Pastor Humilde
Contrariamente a los funerales solemnes y elaborados de sus antecesores, el papa Francisco ha pedido que sus exequias sean lo más sencillas posible. En 2024, se publicó una nueva edición del ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’, que regula los rituales funerarios papales, adaptados según los deseos del pontífice. Estos cambios buscan destacar que el funeral del Obispo de Roma debe honrar «a un pastor y discípulo de Cristo, no a un poderoso hombre de este mundo».
Entre las modificaciones más significativas están:
- La eliminación de los tres féretros tradicionales (de ciprés, plomo y roble). Su cuerpo será colocado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc.
- La constatación de su muerte no ocurrirá en su habitación, sino en su capilla privada, seguida inmediatamente por la deposición en el féretro.
- La exposición pública sin el uso del imponente catafalco ni el báculo papal, simbolizando su deseo de evitar cualquier ostentación.
Cada detalle ha sido cuidadosamente pensado para transmitir un mensaje claro: la grandeza no reside en el poder terrenal, sino en la entrega total a Dios y al prójimo.
El Legado de un Jesuita
La conexión del papa Francisco con la Basílica de Santa María la Mayor va aún más allá de su devoción mariana. Este templo tiene un significado profundo para los jesuitas, ya que en su cripta de la Natividad, San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, celebró su primera misa en 1538. Para Francisco, enterrarse aquí no solo rinde homenaje a la Virgen, sino también a las raíces de la orden que formó su vocación.
«El Último Deseo del Papa Francisco: Una Humilde Despedida que Conmueve al Mundo»
Además, al optar por una tumba sencilla en lugar de los mausoleos monumentales que albergan a otros papas, Francisco nos recuerda que su misión siempre fue servir con humildad. No busca glorificación ni reconocimiento; solo anhela estar cerca de Aquellos a quienes sirvió durante toda su vida: Cristo y su Madre.
Una Lección de Humildad que Nos Llena de Emoción
Imaginemos ese momento final cuando su féretro sea llevado a la cripta de Santa María la Mayor. No habrá lujos ni ceremonias fastuosas, solo el silencio reverente de quienes lo amaron y admiraron. Entre lágrimas, recordaremos al papa que caminó entre nosotros como un verdadero discípulo de Jesús: descalzo frente a los pobres, firme ante las injusticias y siempre dispuesto a tender una mano a los olvidados.
Al visitar su tumba en el futuro, los peregrinos encontrarán no solo los restos mortales de un gran líder espiritual, sino también el testimonio viviente de un corazón que latió por los demás hasta el último suspiro. Y quizás, al contemplar esa sencilla sepultura, muchos se preguntarán: ¿cuántos hombres en el mundo tienen la valentía de renunciar a la gloria para abrazar la humildad?
Un Adiós que Permanece en el Corazón
El último deseo del papa Francisco no es solo un acto personal, sino un regalo para toda la humanidad. Nos enseña que la verdadera grandeza no se mide por lo que acumulamos, sino por lo que damos. Que la paz que tanto predicó en vida siga irradiando desde el lugar donde descansen sus restos, y que su ejemplo inspire a generaciones futuras a vivir con fe, esperanza y amor.
+ Descanse en paz, Santo Padre. Tu humildad será nuestra mayor lección.