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sábado, abril 27, 2024

La triste y deprimente realidad

La triste y deprimente realidad

LECTURA POLÍTICA por: Noé Mondragón Norato

La evaluación siempre fue mala. Se pensaba que, con los funestos hechos de Ayotzinapa de 2014 el municipio de Iguala encontraría reposo tras capturarse a un buen número de los involucrados en la desaparición de los 43 normalistas. Con esas acciones, el gobierno del expresidente priista del país, Enrique Peña Nieto, asustó al grupo delictivo Guerreros Unidos que mandaba en ese lugar. Pero como es un corredor industrial en pequeña escala, dicho municipio fue inmediatamente codiciado por otros de igual naturaleza: el de Los Tlacos. Un episodio sangriento selló la ocupación igualteca de esta última agrupación y fue la captura de más de 20 mandos medios y altos de Guerreros Unidos que fueron exhibidos en un video de amplia circulación en las redes sociales. Sometidos e hincados en el suelo. A merced de sus verdugos. De ahí siguió todo lo demás.

ACUERDOS ROTOS. –  Tras el escándalo por la desaparición de los 43 normalistas, el gobierno municipal pasó a manos priistas en la elección de 2015. Los ciudadanos le cobraron la factura al PRD. Pero igual, nada cambió. Junto con ese gobierno municipal encabezado por el priista Esteban Albarrán Mendoza —actual diputado local—, arrancó también la nueva autoridad estatal encarnada en Héctor Astudillo, un personaje que no hizo absolutamente nada para contener a los grupos delictivos en toda la entidad. Con ello, alentó de soslayo su expansión. Por eso se entiende que, lejos de disolverse, los remanentes de Guerreros Unidos retornaran por el control de esa plaza. Y lo hicieron durante ese trienio priista y el que inició en 2018 con el morenista Antonio Jaimes Herrera. Ocurrieron entonces al menos dos eventos que explican lo que ocurre hoy en aquel municipio de la región Norte.

Gobierno del cambio-La triste y deprimente realidad

1.- Para finales de septiembre de 2021, la 4T alcanzaba casi tres años de un “gobierno del cambio” en la presidencia del país que no se veía. Sobre todo, en materia de seguridad. Y, en Iguala iniciaba el actual trienio del priista, David Gama Pérez. A esas alturas, la disputa entre Tlacos y Guerreros Unidos alcanzaba ya su etapa decisiva. La marcó la captura de más de 20 miembros de esta última organización criminal. Y el tétrico mensaje dejado enfrente de la que fue casa de campaña del priista Gama: cuatro cadáveres abandonados en el interior de un automóvil. Era claro que los acuerdos del pasado ya estaban rotos. Y forzaban al edil tricolor entrante a construir otros. Las cosas encontraron después, una calma aparente que, sin embargo, no renunció a las ejecuciones sangrientas a lo largo de calles, colonias, el mercado central, las taquerías y las avenidas de esa ciudad tamarindera. Lo peor es que después, esos hechos se recrudecieron sustancialmente.

Ironía política-La triste y deprimente realidad

2.- Con la inédita incursión del grupo delictivo La Familia Michoacana por tierras igualtecas, el infierno descrito por Dante en la Divina Comedia volvió a desatarse. Los homicidios violentos son cosa de todos los días. Se entiende que la autoridad municipal priista es ciega y sorda. No puede intervenir. Está imposibilitada. Quedó en medio del fuego cruzado entre dos organizaciones delictivas. Es más: está bajo amenaza. Las oficinas alternas al palacio municipal fueron baleadas el pasado martes 13 de junio por tres hombres armados y cubiertos del rostro. Por eso el dirigente estatal del PRI, Alejandro Bravo Abarca, en un acto desesperado, pide al gobierno estatal de Evelyn Salgado, garantías de seguridad para el edil Gama Pérez. Pero esas mismas garantías no las pidieron al anterior gobierno estatal priista de Héctor Astudillo, ni Esteban Albarrán ni el morenista Jaimes Herrera. La ironía política de esta tragedia sin límites en aquel municipio es que el actual edil tricolor fue hostigado al inicio de su administración por Los Tlacos. Y también cuando cruza ya la mitad de su periodo, pero ahora por La Familia Michoacana. Esa misma amenaza pende en sentido contrario contra los alcaldes y dos diputados calentanos que se quejan de no poder atravesar el municipio de Iguala, porque está bajo control de Los Tlacos, de quienes se dicen “amenazados de muerte”. La ironía aparece de nuevo: las autoridades municipales ya están sometidas a la autoridad impuesta por los grupos delictivos. La función de los ediles se reduce a tres cosas: administrar, repartir y hurtar los recursos públicos. Es la triste y deprimente realidad.

Norma Otilia vuelve a justificar su marcada incopetencia-La triste y deprimente realidad

HOJEADAS DE PÁGINAS…Como los mantos acuíferos que abastecen de agua a la capital se están secando, la alcaldesa Norma Otilia Hernández volvió a justificar su marcada incompetencia: realizó ruidosa conferencia para dar a conocer lo anterior, no para empujar soluciones. Si como autoridad municipal será únicamente vocera de las problemáticas que ahogan a la capital, entonces bien haría en renunciar a su encomienda. Porque está ampliamente demostrado que no puede con el caudal de conflictos que la asfixian. Y la siguen arrumbando a los últimos lugares de los buenos gobiernos municipales en el plano nacional. Una tragedia política más.

 

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