India y Pakistán intercambian fuego: La amenaza nuclear vuelve a asomar sobre el subcontinente
Por [J.R.M], Analista de Seguridad y Defensa | 6 de mayo de 2025
En medio de un clima de creciente tensión, India y Pakistán han iniciado lo que parece ser una nueva escalada de combates transfronterizos, incluyendo ataques aéreos, bombardeos de artillería y la movilización táctica de unidades terrestres. Lo que comenzó como una represalia india por un atentado terrorista ha derivado en uno de los enfrentamientos más peligrosos desde la crisis de febrero de 2019 —y con una diferencia clave: ambos países siguen siendo potencias nucleares en pleno desarrollo de sus arsenales estratégicos.
Operación “Se hace justicia”: Ataque indio contra objetivos en Punjab paquistaní
El pasado martes 6 de mayo, el Ejército indio confirmó haber lanzado una operación militar denominada “Se hace justicia”, en respuesta al atentado suicida del 22 de abril en Pahalgam (Cachemira), que dejó 26 muertos. Según fuentes oficiales, el objetivo declarado fueron instalaciones terroristas vinculadas a grupos respaldados por Pakistán. Sin embargo, Islamabad denunció que los misiles impactaron zonas civiles, incluyendo una mezquita en la provincia de Punjab, causando al menos un fallecido y varios heridos.
Aunque Nueva Delhi afirmó que la operación fue «enfocada, mesurada y no escalatoria», las autoridades pakistaníes rechazaron esta caracterización. El ejército paquistaní indicó que respondió inmediatamente con disparos de artillería pesada, activando una dinámica de represalia convencional que pone en riesgo un rápido desbordamiento del conflicto.
Escalada táctica en una región históricamente volátil
La disputa por Cachemira sigue siendo el epicentro de las hostilidades, aunque ahora se observa un cambio geográfico significativo: los últimos choques se han centrado en zonas fronterizas del Punjab, un área densamente poblada y de alta relevancia estratégica para ambas naciones. Este movimiento sugiere una posible intención de India de afectar infraestructura logística o bases de apoyo a grupos insurgentes en territorio paquistaní.
India y Pakistán intercambian fuego
La Línea de Control (LoC) en Cachemira ha sido escenario recurrente de escaramuzas, pero el traslado de hostilidades hacia zonas centrales y occidentales del frente indica una actualización en la doctrina operativa de ambos ejércitos. En este sentido, expertos en defensa señalan que:
- India está priorizando operaciones rápidas de precisión, usando aviones de combate avanzados (como el Rafale) y misiles hipersónicos.
- Pakistán responde con sistemas de artillería modernizados, incluyendo cañones autopropulsados y drones tácticos para vigilancia y contramedidas.
Arsenales nucleares: ¿disuasión o amenaza latente?
Según datos actualizados del Bulletin of the Atomic Scientists , Pakistán cuenta actualmente con aproximadamente 200 ojivas nucleares , mientras que India posee alrededor de 172 , con capacidad de fabricar más gracias a su plutonio militar y programas de enriquecimiento de uranio.
Ambos países tienen sistemas de lanzamiento diversificados:
- India : Misiles balísticos Agni-V (alcance intercontinental), sistemas de lanzamiento marítimo (SSBN Arihant) y plataformas aéreas (Mirage 2000, Su-30MKI).
- Pakistán : Misiles balísticos Shaheen-III (alcance de hasta 2,750 km), sistemas tácticos Nasr y submarinos clase Hangor modernizados.
Este equilibrio nuclear, aunque precario, ha mantenido cierta estabilidad estratégica mediante el concepto de disuasión mutua. Sin embargo, la reciente escalada pone a prueba esa premisa, especialmente considerando que:
- Ambos países han estado desarrollando armamento nuclear táctico para uso en campo de batalla.
- Las doctrinas militares reflejan una baja tolerancia al error de cálculo, aumentando el riesgo de una detonación accidental o malinterpretada.
Acuerdo de No Ataque Mutuo: Un faro en la oscuridad
Desde 1991, India y Pakistán intercambian anualmente las coordenadas de sus instalaciones nucleares bajo el marco del Acuerdo de No Ataque. Este mecanismo, aunque limitado, ha resistido todas las crisis previas y continúa vigente incluso en este momento de máxima tensión.
India y Pakistán intercambian fuego: La amenaza nuclear vuelve a asomar sobre el subcontinente
Para analistas como el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad, este acuerdo representa “la única medida efectiva de confianza entre dos rivales históricos”. Sin embargo, su eficacia depende de que ambos actores reconozcan explícitamente que una guerra nuclear no solo sería catastrófica para ellos, sino para todo el planeta.
Consecuencias regionales y globales
Una guerra nuclear limitada entre India y Pakistán podría generar:
- Más de 50 millones de muertos directos
- Incendios masivos que arrojarían millones de toneladas de hollín a la atmósfera
- Disminución global de temperaturas y lluvias durante años, afectando cultivos en Asia, África y América Latina
Además, el conflicto ya está generando efectos colaterales tangibles:
- Suspensión de vuelos comerciales entre ambos países
- Cierre del paso fronterizo Wagah-Attari
- Cancelación de visas diplomáticas
- Interrupción del acceso al agua compartida, afectando rutas hidrológicas críticas como el río Chenab
¿Hacia dónde va esta crisis?
Aunque por ahora no hay indicios claros de una movilización generalizada de fuerzas armadas ni de alerta nuclear, el nivel de preparación de ambos ejércitos está en niveles máximos. Expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) advierten que “una acción unilateral, un error humano o un ataque mal interpretado podrían cruzar la línea de no retorno”.
Las próximas horas serán cruciales para evaluar si ambas partes están dispuestas a aceptar mediaciones internacionales o si, por el contrario, se encaminan hacia una confrontación mayor.
Análisis final:
India y Pakistán no solo comparten una historia de conflictos, sino también un delicado equilibrio estratégico que evita una guerra total. Pero ante la escalada actual, el mundo debe estar preparado para intervenir con mecanismos diplomáticos sólidos. Porque una guerra convencional puede convertirse en nuclear más rápido de lo que cualquiera espera.