26.8 C
New York
sábado, julio 12, 2025

Hasta que la dignidad se haga costumbre

Hasta que la dignidad se haga costumbre

Por: Jose Alberto Roman Valdivia

CIUDAD DE MÉXICO — El jueves 12 de junio de 2025, en medio del murmullo institucional del Consejo General del INE, algo inesperado sucedió. No fue un grito de protesta ni un discurso revolucionario. Fue una constancia electoral entregada en lengua mixteca. Y ese simple gesto, cargado de reconocimiento, marcó un antes y un después en la historia democrática de México.

Por primera vez, un indígena recibió un documento oficial escrito en su lengua materna, mientras otro —Audel Urbina Serrano— lo observaba desde el público y decía: “¡Ya nos tocaba!”.

Este no es solo un acto de inclusión lingüística. Es el primer paso hacia una democracia que empieza a dejar atrás siglos de exclusión estructural. Porque nadie puede imaginar cómo se siente ver tu lengua, tu cultura y tu presencia reconocidas por la élite política nacional, en un recinto donde históricamente han sido invisibilizadas.

La voz del ministro Hugo Aguilar Ortiz resonó en el salón no solo por su contenido, sino por su forma: habló en español… y luego en mixteco, su lengua originaria. En ese momento, los asistentes afrodescendientes e indígenas sintieron algo raro, casi desconocido en espacios oficiales: pertenencia.

“No fue solo un triunfo judicial”, afirmó Urbina Serrano al finalizar el evento. «Fue un mensaje: ya no somos solo parte del paisaje. Somos parte de la historia».

México ha sido reacio a reconocerse diverso. Pero este hecho, aunque simbólico, no es menor. Marca el inicio de un nuevo paradigma: aquel donde la justicia también habla en lenguas originarias y reconoce a quienes durante siglos han estado fuera del círculo de poder.

“Quien niegue esta realidad está condenada a quedar en el basurero de la historia”, dijo Urbina. Y no exageraba.

No se trata de multiculturalismo decorativo, ni de traducciones protocolarias. Se trata de justicia, visibilidad y reparación. De entender que la igualdad no es tratar a todos iguales, sino garantizar que todos tengan acceso real al sistema.

Y en ese camino, ayer se dio un paso: hasta que la dignidad se haga costumbre.

ARTICULOS RELACIONADOS

ARTICULOS RECIENTES